Según
UNESCO menos del 30% de investigadores científicos en el mundo son mujeres. O, desde datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), si ponemos el foco en las carreras de ámbito tecnológico, las mujeres solo representan un 25’7% de las matrículas en Ingeniería (año 2020).
Todavía las mujeres se siguen quedando al margen de profesiones con bastante proyección laboral y muy valoradas por la sociedad.
Nuestras niñas y niños están expuestas a modelos culturales patriarcales que van interiorizando y, progresivamente, aceptando como el orden "natural" de las cosas, aspecto que les condicionan y limitan, y van conformando su imaginario cultural, es decir, su forma de representarse en la sociedad en base a ellos. Y es que la huella que mostramos en la etapa adolescente y, más claramente, en la etapa adulta tiene raíces de nuestra infancia, también en la elección de las carreras profesionales.
Como tantas veces me pregunto... ¿cuántos talentos estamos perdiendo? CHICAS, el mundo os espera; y para seguir adelante es esencial tener espejos en los que mirarse y, aunque pueda parecer obvio, esas posibilidades hay que mostrárselas para ir contrarrestando todas las barreras asociadas al género, cada vez más sutiles.
De estas ganas por seguir creciendo, desde una mirada violeta, surge esta propuesta de trabajo para el aula, que invita a reflexionar sobre la presencia de las mujeres en la ciencia y que busca visibilizar las aportaciones científicas de mujeres de nuestra historia, ofreciendo así referentes a los que seguir y, por otro lado, avanzar desde una perspectiva más justa e igualitaria.